SIEMPRE N ' XUK ' UK - PARTE 2

Hace un tiempo el Negro, se mudo a Santa Cruz, La Laguna. Un pueblo a las orillas del lago de Atitlán. Siempre nos decía que era un lugar verdaderamente mágico, lleno de arte y de personas con un alma cálida. Lo que el  Negro olvido decir, es que la llegada a ese lugar es verdaderamente complicado.

Era de noche, seguimos una carretera sin alumbrado público hasta que  llegamos a una empinada cuesta sin asfalto en donde literalmente se podría decir que es la montaña partida en dos; incluso da la impresión que si haces cualquier ruido pequeño, puedes ocasionar un derrumbe.

Al llegar al pueblo, nos dijeron que debíamos estacionar el auto en la cancha municipal del lugar; pues las calles eran pequeñas y también empinadas como la cuesta por la que bajamos. Todos los niños se acercaron al rededor del auto; miraban por la ventana curiosos, otros se agachaban para observar de bajo del auto. Cada vez que abríamos una puerta, aparecía una cabeza en alguna parte del auto, viendo hacia adentro.
La imagen puede contener: montaña, cielo, exterior y naturaleza
No decían nada, solo sus ojos brillaban con gran intensidad al ver el auto como algo fuera del otro mundo. Tuvimos que esperar a que el Negrito Fresh llegará, ya que el estaba en otro lugar.

Mientras esperábamos miramos a  nuestro al rededor,  la cancha era cuadra, habían niños jugando. De uno de los lados se encontraba la iglesia católica y justo enfrente un árbol de navidad. En otro lado se encontraba la biblioteca junto a la escuela pública; frente a la iglesia, la estación de policía y frente a la biblioteca y la escuela, el sanatorio público.

Poco a poco los niños fueron llevando a otras personas más adultas para que observarán el carro; nos asustamos un poco pero un oficial de policía había entablado un saludo amistoso y nos había dado la bienvenida. Se dio cuenta que estábamos algo asustados y nos dijo: Aquí no hay carros, es raro el carro que entra al pueblo, por eso les da curiosidad.

Al lado de la policía se encontraba una cuesta empinada llena de casas; era la calle principal en donde solo se podía ingresar caminando o en Tuc- Tuc, el Negrito Fresh, le había pedido a un Tuc-Tuc, que nos llevará hacía su hostal, el cual quedaba arriba de la cuesta.

Llevábamos a Amber , mi labradora negra y por supuesto ella también subió al Tuc-Tuc. Casi finalizando la cuesta; se nos indicó que debíamos bajar  y luego ingresar a otros callejones que nos llevaban más arriba de la montaña, donde las fuerzas de este vehículo ya no llegaba.

La sensación de caminar hacía arriba; nos daba la impresión que rodaríamos hacía abajo, llegamos a un callejón completamente oscuro en donde la luz de la luna no era suficiente y justo al final del callejón, la casa del Negrito Fresh.



Comentarios