La niña que no era sirena.



Todos afuera hablan sobre el canto segador de una sirena, con cada historia de ellas, le dan vida a una nueva. Se enraízan en las superficies de los arrecifes con brillantes colores que llenan el hueco en el pecho de aquellos que navegan sin alma; ellas te endulzan hasta dejarte morir solo. Nadie hablo de aquella niña que nació en la profundidad. Lugar de donde todo surge; de donde huyes o escapas y de donde regresas al morir; el susurro azul del Océano diverso.


Miles de corrientes se crearon ese día y dieron su ultimo respiro a un solo susurro para darle paso a la creación de Perla Brisa, crearon primero sus oídos y le dijeron antes de morir serás el susurro azul del Océano diverso...
Perla tan tersa, tan fina; llega y llena y vacía las costas de los mares de los hombres; adentro y fuera de cada uno de ellos, algunos la ignoran, otros le llaman el canto del Alma. Es agua confluente de locura que estremece y hace cantar al marinero. Perla la niña azul que lleva el Mar por apellido, dentro de sus ojos de horizonte esconde una inmensa profundidad, refugio de todas las especies, sombras y colores.


Perla siempre danza con el viento, también con el Sol, y en las noches de luna llena retumba su corazón.


Ahí viene Perla Brisa, gritan las especies que le conocen. Es la niña que lleva adentro la creación iridiscente de la percepción, no es visible ante los ojos de banales. Solo los inocentes la conocen pero olvidan su nombre al crecer. Algunos la llaman corriente imprevista; corriente ligera; corriente marina, turbulenta de alma tranquila y serena.


Cuando Perla brisa llora es porque un hombre perdió su camino; se llena de furia y hace estremecer los mares de grandes adversidades. Canta a la Luna y al Sol y hace mecer las aguas con sus dedos llamados océanos, cada uno singular a otro y con nombres distintivos. Mueve sus dedos, es decir sus océanos, a distintos compases con el viento y llena las costas de los hombres de lagrimas de brisa.


Trata de hacerlos volver. No la ven y Perla llora; respira profundo y expulsa afuera la incertidumbre de aquellas cosas olvidadas por los hombres que trata de comprender pero que no le pertenecen, ella tan inocente cree que le han brindado obsequios y luego al darse cuenta que son cosas que no adornan ni exaltan su belleza, las suelta a la orillas y con respeto las regresa; pues solo se roban su azul.


Esta humildad de niña noble que no guarda rencor, hace a Perla una niña más fuerte y cuando respira todo el Océano vuelve en calma y hay un punto medio donde se crea un nuevo camino y al final de este nace y salta a la luz un remolino que esconde en su cimiento una caja de oro; solo un alma noble puede encontrar ese punto afluente que guarda el secreto del primer susurro. Perla Brisa Mar de Océano, es el nombre de la niña y todas las noches sonríe risueña y guía el alma del marinero soñador que persigue sus ideales con locura; le muestra islas, costas, y llena de mapas de estrellas su camino que no son más que lunares.


Como una niña traviesa, a veces Perla crea trampas muy bien elaboradas y da segundas oportunidades a todos los navíos que caen a causa del naufragio del marino petulante.


Detrás del horizonte se esconde Perla y abraza la caída del Sol, suspira y vacía sus costas pues nadie ha encontrado el primer susurro aún.
Sonríe y para sus adentros dice: Mañana será un nuevo día, desembocaré de nuevo, llenaré las costas y haré salir el Sol nuevamente por donde hoy lo abrace al morir.

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