Escucho las voces grises, tristes, temerosas
llorando por calamidad;
rezando, pidiendo serenidad.
Escucho dulces voces, risueñas, calmadas danzantes;
revueltas en el viento, en los mares, girando con alegría.
Escucho sinfonías y melodías;
y guardo silencio; les obsequio mi tiempo.
¿Tiembla o vibra la tierra en donde pongo los pies ?
Afuera hay frío, pero puedo aclimatarme
en ti.
En tus pasionales tersos, besos, versos que comen, corren como notas musicales al tiempo, solfean sobre las lianas; navegan cerca de las costas;
vuelan y escapan a mi territorio, mapa y piel.
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